Filosofando con el Martillo

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Los Nombres: Lo Único General

Podría uno preguntarse lo siguiente: "¿Qué hace que clasifiquemos cosas? ¿Tienen todas ellas algo en común? ¿Si así es, donde está?". Y así cae uno en lo que se conoce en filosofía bajo el nombre de 'problema de lo universal'. Tenemos estas distintas imágenes de mesas:

mesa1 mesa2 mesa3 mesa4 mesa5

¿Qué es lo que hace que todas estas mesas sean mesas?. Podría responderse, posiblemente de manera ingenua: "su 'mesitud'". Y bien, ¿qué es la mesitud entonces?. Para definir 'mesitud', para definir, como dirían algunos, la 'esencia' 'mesa', necesitamos trazar un límite. Dentro de este límite, de esta definición, debe quedar todo aquello que consideramos una mesa, dejando afuera todo lo que no consideramos como mesa. Intentemos hacer esto: ¿Es una mesa cualquier superficie plana sobre la que podemos apoyar cosas? Entonces una pared es una mesa, y cualquier mesa irregular de piedra o madera no es, en realidad, una mesa (sin mencionar el hecho de que ninguna superficie es realmente plana). Ignorando la segunda dificultad, ¿es una mesa cualquier superficie plana horizontal?. Entonces el techo es una mesa. ¿Es mesa cualquier superficie plana, horizontal, que podamos alcanzar cómodamente?. Entonces la quinta imagen no es una mesa (sin mencionar el hecho de que 'cómodamente' se determina de manera subjetiva, y si esto asi fuese no habría medida objetiva para lo que es o no una mesa). Ignoremos nuevamente esta dificultad que se presenta, y podremos observar que nos encontramos con aún más: ¿es una mesa toda superficie plana, horizontal, cómodamente alcanzable? Entonces, permítanme presentarles... ¡Una mesa!

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Podríamos, para evitar este último, llamémosle, 'problema', restringir aún más el concepto de 'mesa' a materiales específicos, limitando las mesas simplemente a los materiales comunes o que podamos nombrar, excluyendo el resto e ignorando posibles impurezas; o limitando también las mesas a cierta cantidad de patas, excluyendo a mesas sin ellas como la tercera imagen.
Incluso Platón dio contra este problema, pero no se percató de él. Diógenes Laercio, el historiador griego, cuenta en el sexto libro de sus 'Vidas de los Filósofos Más Ilustres' como Platón definió al hombre como un bípedo desplumado y fue aplaudido por esta definición hasta que otro filósofo, Diogenes el Cínico, irrumpió en donde Platón enseñaba con un pollo desplumado y dijo "He aquí el hombre de Platón". Con esta misma dificultad se encontró también el filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein en sus Investigaciones filosóficas al tratar de definir tanto 'lenguaje' como 'juego'. Transcribo del libro antes mencionado fragmentos de los aforismos 66 a 70 y 76 explicando esta problemática y las conclusiones del propio Wittgenstein, que yo mismo comparto, siendo que Wittgenstein explica esto mejor de lo que yo podría hacerlo sin su ayuda:

66. Considera, por ejemplo, los procesos que llamamos << juegos >>. Me refiero a juegos de tablero, juegos de cartas, juegos de pelota, juegos de lucha, etc. ¿Qué hay común a todos ellos? -- No digas: << Tiene que haber algo en común a ellos o no los llamaríamos 'juegos' >> -- sino mira si hay algo común a todos ellos. -- Pues si los miras no verás por cierto algo que sea común a todos, sino que verás semejanzas, parentescos y por cierto toda una serie de ellos. Como se ha dicho: ¡no pienses, sino mira! Mira, por ejemplo, los juegos de tablero con sus variados parentescos. [...] -- ¿Son todos ellos 'entretenidos'? Compara el ajedrez con el tres en raya. ¿O hay siempre un ganar y perder, o una competición entre los jugadores? Piensa en los solitarios. En los juegos de pelota hay ganar y perder; pero cuando un niño lanza la pelota a la pared y la recoge de nuevo, ese rasgo ha desaparecido. Mira qué papel juegan la habilidad y la suerte. Y cuán distinta es la habilidad en el ajedrez y la habilidad en el tenis, [...] Y podemos recorrer así los muchos otros grupos de juegos. Podemos ver cómo los parecidos surgen y desaparecen.
Y el resultado de este examen reza así: Vemos una complicada red de parecidos que se superponen y entrecruzan. Parecidos a gran escala y de detalle.

67. No puedo caracterizar mejor esos parecidos que con la expresión << parecidos de familia >>; pues es así como se superponen y entrecruzan los diversos parecidos que se dan entre los miembros de una familia: estatura, facciones, color de los ojos, andares, temperamento, etc., etc. --Y diré: los 'juegos' componen una familia.
[...]
¿Por qué llamamos a algo << número >>? Bueno, quizá porque tiene un parentesco -- directo -- con varias cosas que se han llamado números hasta ahora; y por ello, puede decirse, obtiene un parentesco indirecto con otras que también llamamos asi. Y extendemos nuestro concepto de número como cuando al hilar trenzamos una madeja hilo a hilo. Y la robustez de la madeja no reside en que una fibra cualquiera recorra toda su longitud, sino en que se superpongan muchas fibras.
Pero si alguien quisiera decir: << Así pues, hay algo común a todas estas construcciones -- a saber, la disyunción de todas estas propiedades comunes >> -- yo le respondería: aquí sólo juegas con las palabras. Del mismo modo se podría decir: hay algo que recorre la madeja entera -- a saber, la superposición continua de estas fibras.

68. << Perfecto; así pues, el concepto de número se explica para ti como la suma lógica de estos conceptos individuales emparentados entre sí: número cardinal, número racional, número real, etc., y del mismo modo el concepto de juego sería la suma lógica de los correspondientes conceptos parciales." -- No tiene por qué ser así. Pues puedo darle límites rígidos al concepto de 'número' así, esto es, usando la palabra << número >> como designación de un concepto rígidamente delimitado, pero también puedo usarla de modo que la extensión del concepto no esté cerrada por un límite. Y así es como empleamos de hecho la palabra << juego >>. ¿Pues de qué modo está cerrado el concepto de juego? ¿Qué es aún un juego y qué no lo es ya? ¿Puedes indicar el límite? No. Puedes trazar> uno: pues no hay aún ninguno trazado. (Pero eso nunca te ha incomodado cuando has aplicado la palabra << juego >>)
<< Pero entonces no está regulada la aplicación de la palabra; no está regulado el 'juego' que jugamos con ella" >> -- No está en absoluto delimitado por reglas; pero tampoco hay ninguna regla para, por ejemplo, cuán alto se puede lanzar la pelota en el tenis, o cuán fuerte, y no obstante el tenis es un juego y tiene reglas también.

69. ¿Cómo le explicaríamos a alguien qué es un juego? Creo que le describiríamos juegos y podríamos añadir a la descripción: << esto, y cosas similares, se llaman 'juegos'". ¿Y acaso sabemos nosotros mismos más? ¿Es acaso sólo a los demás a quienes no podemos decir exactamente qué es un juego? --Pero esto no es ignorancia. No conocemos los límites porque no hay ninguno trazado. Como hemos dicho, podemos -- para una finalidad especial -- trazar un límite. ¿Hacemos con ello utilizable ahora el concepto? ¡De ningún modo! Excepto para esta finalidad especial. Tan poco como haría utilizable la medida de longitud '1 paso' quien diese la definición: 1 paso = 75 cm. Y si quieres decir << Pero anteriormente no era una medida de longitud exacta >>, entonces respondo: perfecto, era una inexacta. -- Aunque todavía me debes la definición de exactitud.

70. << Pero si el concepto de-'juego' está de tal modo falto de delimitación, entonces no sabes en realidad lo que quieres decir con 'juego' >>. -- Si doy la descripción: << El suelo estaba totalmente cubierto de plantas >> -- ¿querrás decir que no sé de qué hablo mientras no pueda dar una definición de planta?
[...]
76. Si alguien trazase un límite nítido yo podría no reconocerlo como el que siempre quise trazar también o el que he trazado mentalmente. Pues yo no quise trazar ninguno en absoluto. Se puede, pues, decir: su concepto no es el mismo que el mío, sino uno emparentado con él. Y el parentesco es el de dos figuras, una de las cuales consta de manchas de color difusamente delimitadas y la otra de manchas similarmente conformadas y repartidas, pero nítidamente delimitadas. El parentesco es, pues, tan innegable como la diferencia.

Siendo que Wittgenstein puede no haber resultado lo suficientemente claro, lo cual no me sorprendería, permítaseme explicar: Wittgenstein sostiene que no es posible encontrar definiciones, 'esencias' para ciertos conceptos porque simplemente no hay una delimitación clara de la definición, valga la redundancia. Lo que compone a una 'esencia', 'categoría', o 'concepto' no es el que todos sus elementos tengan algo en común, sino que se encuentran emparentados entre ellos. 'X' puede parecerse a 'Y' pero no a 'Z', a pesar de que 'Z' si se parezca a 'Y', y asi es como los tres son abarcados bajo un mismo concepto. ¡Y no se me venga con la definición de 'triángulo'!. Quien esto haga, claramente no comprendió en absoluto lo expuesto anteriormente. Como Wittgenstein dice: "podemos trazar un límite", y eso mismo es el concepto de triángulo. No algo que existe, sino un límite trazado por nosotros, por nuestro lenguaje. 'Triángulo' no es nada más que como nosotros nombramos a toda figura compuesta por tres lados. Podría uno tranquilamente (aunque no fácilmente) imaginarse un lenguaje en el cual 'triángulo' tenga distinto significado, donde lo que nosotros llamamos 'triángulos' tenga otro nombre (podríamos llamarle 'pera' o 'HMS Belfast' (Wastell, 2021), o donde el concepto de 'triángulo' como lo conocemos ni siquiera este presente o sea considerado. Y, más alla de esto, la matemática es el único campo con definiciones estrictas para sus conceptos. Sería curioso que en la realidad existiesen cosas con esencias, o al menos con esencias que podemos expresar en su totalidad, y cosas sin ellas, o con esencias que no podemos expresar. Se necesitaría una explicación de por qué esto ocurre, y, si es que existe, no he dado con ella aún.
Podría objetárseme: "Pero Lucas, en la realidad observamos triángulos, y todos ellos son figuras de tres lados. Tienen algo en común, el tener tres lados, por lo tanto, debe haber algo que explique esta propiedad en común, y eso es la esencia 'triángulo'". A esto, yo respondería que: (A) los triángulos que vemos son resultados de la abstracción de nuestro cerebro desde nuestra visión, 'pasando' de caras o fragmentos de figuras tridimensionales a la figura bidimensional del triángulo, que no existe en la realidad, sino meramente en nuestra mente; y (B): ¿está presente la esencia triángulo en cualquier lugar en el que haya un triángulo? Si yo dibujo un cuadrado compuesto de triángulos, y ese cuadrado tiene la esencia 'triángulo', ¿qué nos impide afirmar que todos los cuadrados no se encuentran compuestos de la misma manera y tienen también la esencia 'triángulo'? ¿Qué nos impide extender esto a los mismos triángulos, u a otros polígonos? Podemos de un objeto derivar infinitas esencias. ¿Existen todas ellas en el objeto?. En una mesa podemos observar las esencias: 'mesa', 'cuadrado' (o la forma de dicha mesa), 'prisma' (la forma de las patas de dicha mesa), 'madera' (o el material o materiales que compongan a dicha mesa), 'pata' (si es que posee), 'base', 'lado', 'molécula' (y todas las esencias de cada molécula presente en la mesa), 'átomo' (y todas las esencias de cada átomo presente en la mesa), 'partícula subatómica' (y las esencias de electrones, neutrones, protones, los diferentes quarks y bosones que los componen), 'plano', 'línea', 'punto', 'materia', 'sólido', etc.
Laurie Wastell, en su artículo 'Essentialism: The Logical Fallacy Plaguing Us Since Plato', da, en pocas palabras, lo que yo creo es una buena síntesis del argumento de Wittgenstein en contra de las esencias:

Piensa en la palabra “calvo”. Su definición parece simple: ‘quien tiene un cuero cabelludo parcial o totalmente falto de pelo’. Pero, entre un hombre con la cabeza llena de pelo y un hombre completamente pelado, hay innumerables tonalidades de gris. Y es imposible trazar un límite claro entre 'calvicie' y 'no-calvicie'; claramente no es un estado binario. Cuando definimos algo, lo que realmente hacemos es trazar un círculo alrededor de un conjunto de objetos. Pero este círculo siempre tendrá bordes borrosos, porque nuestro lenguaje es simplemente incapaz de llegar a una precisión infinita (ni es necesario que pueda hacerlo, la mayor parte del tiempo).
Deberíamos, entonces, concebir a las palabras simplemente como marcadores mentales para una definición que es (usualmente) lo suficientemente precisa como para ser usada en el habla diaria y que todos sepan a qué nos referimos. Aun así, solemos preguntarnos cuáles son los límites "reales" de una cama. Podríamos, por ejemplo, preguntarnos: ¿es un sofa-cama una cama? Pero, siendo que no hay esencia 'cama', esta pregunta es un sinsentido. Todo lo que se pregunta es básicamente: ¿deberíamos referirnos a esto, a lo que llamé "sofa-cama", como "cama"? La pregunta no tiene importancia alguna, ya que "cama" no es nada más que un sonido arbitrario que usamos por costumbre para denotar un objeto particular. Como circular por la izquierda o por la derecha, lo único que importa es el estar de acuerdo.

Y esto a su vez puede resumirse en dos proposiciones de Wittgenstein mismo en Investigaciones Filosóficas: "Nombrar algo es similar a fijar un rótulo en una cosa" (aforismo 15), y "El significado de una palabra es su uso en el lenguaje" (aforismo 43)