Filosofando con el Martillo

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El Amor, o la Suspension Egoísta del Egoísmo

El amor involucra una suspension egoísta del egoísmo. Cuando amamos, deseamos, deseamos tener: una persona, una emoción, un futuro. Y como todo deseo, el amor involucra interés personal, y el interés, cierto grado de egoísmo. "Quiero esa persona", "No quiero perderla", "Quiero tenerla conmigo", decimos. Pero, para tenerla, para satisfacer a la voluntad, debe también abandonarse, al menos parcialmente, el egoísmo en este aspecto. Con ambas partes de una relación siendo egoístas, esa relación es insostenible: los intereses y designios de la voluntad de cada una de las partes entran en conflicto. La relación se pierde, y la voluntad queda triplemente insatisfecha: al perder a la persona deseada, al no lograr sus designios posteriores luego de obtenerla, y al perder además con la persona la posibilidad de consumar esos 'designios posteriores'. La única manera de satisfacer a la voluntad, es el abandono del egoísmo de ambas partes, sosteniendo asi la relación deseada, pudiendo tener y conservar asi a la persona deseada. Abandonando aquí el egoísmo, la voluntad no quedará insatisfecha, ya que sus 'posteriores designios egoístas', no existirán. La única manera de satisfacer al deseo egoísta que el amor involucra, es abandonando el egoísmo, y el único egoísmo sostenible en una relación, es un egoísmo colectivo, aquellas cosas que ambas partes quieran y donde la voluntad de cada una de ellas no entren en conflicto, como por ejemplo, mantener la relación.